En desarrollo de este mecanismo, el procedimiento conciliatorio o de la mediación brinda pautas para la aplicación de un método a través de una estrategia que fomente la comunicación como elemento primordial en la solución de controversias y facilite la negociación.
Se trata de abrir un abanico de posibilidades que dejen de lado discusiones jurídicas que no aportan a la solución de la controversia y garantizar un diálogo basado en la exploración de los verdaderos intereses y en la expresión del querer y la voluntad de las partes frente a las posibles alternativas de solución. Durante el desarrollo del procedimiento se transita por diferentes momentos en los cuales las partes y/o el conciliador juegan diversos roles y requieren actitudes especiales con el fin de alcanzar las metas planteadas.
El ser humano
En el camino que he recorrido atendiendo audiencias de conciliación, he podido darme cuenta que como conciliador no debo concentrarme en los hechos, las pretensiones y el problema, sino en el protagonista principal que es el SER HUMANO, que llega cargado de emociones y sentimientos tales como la indiferencia, rabia, el dolor, el odio, el temor, la ira, la desesperanza, la venganza, el enojo, el desagrado, la frustración, el amor, la tristeza, la envidia y la desilusión, sin importar si el conflicto se genera por diferencias de tipo laboral, comercial, civil, personal, familiar, asuntos de tipo penal e incluso en materia contencioso administrativa.
Es por esto que mi filosofía para llegar a obtener resultados de éxito en el proceso conciliatorio, se encamina a fijarme en el ser humano y ver más allá del problema, de tal forma que pueda percibir lo que nadie más en la audiencia puede advertir, por prevención, conformidad, ligereza o comodidad, para lograr así encontrar más fácilmente la verdadera solución a las diferencias entre las partes.
Mi lema en este sentido es “No te fijes en el problema, mira al ser humano y lograrás encontrar la solución”.
Transformacion relacional
Otra de las tareas del conciliador desde mi filosofía, es la de orientar su misión a lograr la transformación relacional de los antagonistas, liderando el proceso de desaprender lo jurídico, dejando que actúe la autonomía de la voluntad de las partes, sin necesidad de entrar a probar el principio de la buena fe de las mismas, simplemente se presume.
Es claro para mí, que si trato humanamente a los individuos que acuden a la audiencia, generando para ellos espacios de diálogo, siempre ganarán, no importa el desenlace, porque aunque no alcancen un acuerdo, el hecho de tratar sus diferencias con respeto y sinceridad les hará sentir que reconstruyeron sus relaciones, porque lograron reencontrarse y escucharse; eso ya puede ser una ganancia al dejar la puerta abierta para que en el futuro, sean ellos directamente quienes den solución a sus diferencias.
Para alcanzar este objetivo, en el proceso conciliatorio trabajo con las partes desde el inicio de la audiencia con el fin de que nos dispongamos a “escuchar con el corazón”.
Sensibilización
En procesos difíciles o en los que no logro concientizar a las partes mediante las técnicas acostumbradas en el proceso conciliatorio, y al ser consciente que trato con seres humanos, una de las estrategias que utilizo para llevarlos a la solución de sus diferencias está basada sobre realidades individuales de sensibilización a través de herramientas relacionadas con la utilización de historias de la vida real, vivencias y moralejas, metáforas, películas y canciones, que evidencian vivencias y situaciones de las relaciones humanas, las cuales he venido compilando durante varios años.
Como Profesional del derecho que decidió dejar la Ley y la prueba para dedicarme a la Conciliación, esta técnica me ha permitido más fácilmente la sensibilización de las partes, con lo cual logro identificar sus verdaderos sentimientos e intereses y así, los ayudo a descubrir que la solución a sus diferencias no requiere llevarse al estrado judicial, sino que puede darse por la sola manifestación de su propia voluntad.
Negociación
Una vez logro que las partes manifiesten que les asiste ánimo conciliatorio, empieza mi proceso como negociador, sin abandonar en ningún caso la objetividad, la neutralidad y la imparcialidad, que deben caracterizarme como conciliador.
Para esto, invito a las partes a que generen una lluvia de ideas orientada a presentar propuestas, alternativas y opciones posibles de arreglo, respecto de las cuales mi papel se centra en ayudarlos a analizar los beneficios y eficacia de cada una de ellas, y posteriormente seleccionar aquella que satisfaga la necesidad de las partes.
El aspecto primordial para desarrollar la negociación está en conducir a las partes a un acercamiento progresivo en sus planteamientos, que finalmente llegue a un justo medio respecto del beneficio a obtener.
Reuniones privadas
El 95% de mis acuerdos logrados, los he obtenido con la aplicación de la técnica de las reuniones privadas.
Cuando en la audiencia de conciliación en reunión conjunta, no es posible que salga a la luz el ánimo conciliatorio de las partes o, habiéndolo logrado, no pueda darse el proceso de negociación, mi estrategia a seguir está en la aplicación de las reuniones privadas, a través de las cuales logro descubrir los verdaderos intereses, profundizo las posiciones de las partes y tengo la oportunidad de proponer alternativas de solución, que finalmente lleve a la construcción conjunta del acuerdo.
Acuerdos gana-gana
Para lograr este tipo de acuerdos, como conciliador dedico parte de mis esfuerzos a concientizar a las partes de las desventajas que pueden derivarse de un proceso judicial, en términos de tiempo, costos económicos, afectación de la salud física y emocionalmente, de tal forma que logre despertar en ellos una actitud de colaboración frente a la negociación.